El régimen Okinawa


Básicamente, la “dieta Okinawa”, es un régimen semi-vegetariano que consiste en frutas, legumbres y cereales, más un poco de pescado y otros alimentos con mayor densidad energética, como ser carnes y lácteos, para evitar la carencia de hierro y calcio.

Son numerosos los sitios que la recomiendan, muchos de los cuales cuentan con el aval de prestigiosas instituciones del mundo de la salud. Algunos advierten acerca de los riesgos que conlleva la ingesta de ciertas hortalizas y frutos de mar para personas con hipertiroides, o la adopción del régimen por parte de embarazadas y adolescentes, a quienes no se recomienda abstenerse de carne roja, pan o aceite de oliva; pero todas hacen hincapié en la garantía de longevidad que representa esta dieta, con la que además se puede comer hasta saciarse, pues alimentos como las algas, el arroz o la soja, casi no poseen calorías.

La dieta Okinawa, sin embargo, no presenta gran eficacia si no se complementa con un cambio en el ritmo de vida. El portal PlanetSushi.com, sobre alimentación y salud, dice al respecto: “Los habitantes de Okinawa no se contentan con comer equilibradamente. Las comidas se toman en calma, sin stress, sin ruido que pudiera perturbar el placer alimentario o la saciedad.

Toman su tiempo para caminar, para oxigenarse, van todos los días a la playa para agradecer la existencia. Se preocupan por mantener lazos sociales muy estrechos. Nada de vida solitaria, al contrario, clubes, asociaciones y una gran solidaridad entre la gente”.

Queda expuesta así, la verdadera clave de la longevidad y la buena salud de los habitantes de Okinawa, de quienes se dice, poseen el record de longevidad con un promedio de vida de 78 años y el mayor número de personas centenarias en el mundo.

Lo que la mayoría de las dietas para bajar de peso omiten, sobre todo aquellas que como esta, se inspiran en los hábitos alimenticios de una cultura milenaria respetuosa de la naturaleza y el equilibrio espiritual, son justamente aquellos factores que hacen posible someterse a un determinado régimen y obtener los resultados de salud y armonía que de otra manera son imposibles de conseguir.

Las dietas “Okinawa”, como los placebos, ejercen la fascinación de aquellos que desean obtener resultados casi mágicos. Pero la ilusión de salud que producen no es más que una consecuencia momentánea, lo que obliga con el tiempo a experimentar otros regímenes, ignorando que el éxito de una verdadera dieta se encuentra en un cambio de mentalidad y en un cambio de cultura, requisitos inaceptables para el habitante de las grandes ciudades, adiestrado por el contrario, en la cultura del sedentarismo y del consumo de “fast food”.

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