Masajes para mantener tu rostro firme y joven


¿Sabes cómo devolverle la juventud y firmeza a tu rostro? A través de masajes faciales: caseros, baratos, fáciles... ¡y efectivos!

Todas soñamos con tener un rostro joven, fresco y terso. Exactamente, como el que tenemos a los 17 años… pero sin el acné propio de esa edad. Por ello, resulta fundamental cuidar la piel así como la musculatura facial para mantener el rostro firme. Los masajes faciales son la mejor técnica para lograr ambos objetivos.
¿Conoces los beneficios de los masajes faciales?
Contribuyen a que la capa muscular se mantenga firme y la piel se conserve tersa y elástica.
Estimulan la formación de colágeno: una sustancia fundamental para mantener sostenidos los tejidos de forma que no se produzca flacidez o pérdida de firmeza en la piel.
Activan la circulación sanguínea con lo que aumentarás la oxigenación de la piel del rostro y cuello y la piel recobra un aspecto luminoso.
Aumentan los efectos de los principios activos de las cremas de belleza si éstas se aplican durante los masajes faciales o inmediatamente después de realizarlos.
¿Sabes qué debes tener en cuenta?

Para estimular tu musculatura facial no hace falta que acudas a una clínica estética en la que te dejes un riñón. Puedes realizar los masajes de cualquier centro de estética tú misma con sólo disponer de una crema hidratante, unos minutos y prestar atención a los consejos básicos para que los realices correctamente. ¡Toma nota!
Antes de comenzar el masaje debes limpiar bien la piel de la cara y el cuello. Para ello, aplícate loción limpiadora y después un algodón empapado en tónico.
Para los masajes faciales necesitas una crema. Utiliza la que usas habitualmente y agrégale unas gotas de aceite esencial de rosa mosqueta y aportarás el doble de salud a tu piel.
Nunca te olvides del escote y el cuello: son tan visibles como el rostro y, por lo tanto, igual de importantes.
Jamás debes arrastrar la piel o estirarla al límite.
¿Cómo hacer un masaje casero?
Debes comenzar el masaje en la zona del escote hacia el mentón. Realiza ligeros movimientos hacia arriba con las manos abiertas.
Cuando llegues bajo el mentón aprovecha para estimular esa zona tan propensa a la formación de papada. Para ello, únicamente deberás golpear la zona con el torso de los dedos de forma suave pero continuada con las dos manos a la vez.
Las mejillas también necesitan su propio masaje. Para trabajar esa parte debes deslizar los dedos estirados hacia la sien intercalando golpecitos con la yema de los dedos y pequeños pellizcos.
En los surcos nasolabiales (los que se forman desde las aletas de la nariz hasta la proximidad de las comisuras de los labios) has de colocar los dedos pulgares en ambos lados de la nariz a la vez que presionas ligeramente con movimientos circulares.
Sobre el labio superior deberás presionar suavemente la piel realizando rotaciones con la yema de los dedos índice y mayor.
Los párpados son una zona sensible y muy susceptible de perder firmeza. Intenta hacer un círculo alrededor del ojo moviendo suavemente la yema del dedo mayor. Recuerda que siempre debes comenzar en la parte externa del ojo y girar alrededor de éste. Siempre de afuera hacia adentro. Si los tienes caídos y quieres elevarlos una práctica sencilla y muy eficaz es masajear encima de la zona central de las cejas. Prueba a hacerlo sólo de un lado… ¡te sorprenderá el resultado!
La frente también necesita una reactivación muscular. Para estimularla debes presionar en la zona en que comienza la nariz (la conocida como "el tercer ojo") y realizar movimientos ascendentes con las dos manos.

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