¡Adiós a los puntos negros!


Son un molesto y antiestético problema que debe tratarse adecuadamente para evitar males mayores. Aparecen principalmente en la adolescencia y en las pieles grasas, aunque nadie está exento de ellos. Una adecuada higiene preventiva y unos productos idóneos podrán mantenerlos a raya. No intentes arrancarlos de cualquier manera en un momento de desesperación, porque el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Los comedones abiertos, más conocidos como puntos negros son en realidad poros obstruidos por la presencia de un exceso de grasa junto a otros elementos como células muertas o incluso restos de maquillaje. Esa grasa, al entrar en contacto con el aire y tras un periodo de oxidación, adquiere su característico color negro y se solidifica taponando totalmente el poro.

El resultado es el temido punto negro que se agarra a la piel de forma que resulta muy difícil de eliminar sobre todo si pretendemos hacerlo con nuestros propios dedos y sin una adecuada preparación.

Al hablar de puntos negros no se puede generalizar. Hay que tener en cuenta que aparecen principalmente en la llamada zona T (frente, nariz y barbilla), un área muy delicada del cutis en la que cualquier marca o cicatriz producida por una inadecuada extracción resultaría muy perjudicial.

En los casos más extremos (presencia excesiva de puntos o constante reaparición) puede ser necesaria la visita al dermatólogo o recurrir a algún tratamiento especializado realizado en un centro profesional de estética.

Máxima higiene

Mantener una higiene óptima del rostro es el mejor remedio preventivo para evitar la aparición de comedones.

Especialmente si tienes la piel grasa, lavar cada mañana la cara con un jabón neutro contribuirá a eliminar las células muertas y acondicionará la epidermis para recibir la correspondiente crema hidratante y nutritiva.

Para hacer desaparecer cualquier resto de maquillaje y polución será necesario repetir esta operación cada noche.

EXFOLIAR

El complemento perfecto a este tratamiento preventivo es la aplicación semanal de alguna emulsión exfoliante. Las de textura granulada son las más adecuadas para eliminar los puntos negros superficiales, especialmente los que aparecen en la zona de la nariz.

También puedes utilizar las tiras adherentes que “arrancan” los comedones sin dañar la piel. En estos casos deberás seguir cuidadosamente las instrucciones del fabricante y aplicar una loción calmante tras su aplicación. Si los puntos negros persisten no debes insistir repitiendo la operación porque podrías causar inflaciones o pequeñas cicatrices.

En los casos más difíciles la consulta al dermatólogo resulta imprescindible. Será el especialista el que te recomiende alguna terapia más agresiva como la dermoabrasión, un peeling químico o la aplicación del láser facial.

Tratamiento en casa

Si estás decidida a eliminar los puntos negros con un tratamiento “casero” debes tener presente las siguientes indicaciones para evitar daños en tu piel.

1. Limpia escrupulosamente la zona a tratar antes de realizar cualquier manipulación.

2. Realiza un baño de vapor local (con agua hervida previamente en la que podrás diluir alguna loción a base de plantas con propiedades antibacterianas como la lavanda o el romero). Este baño de vapor se lleva a cabo cubriendo la cabeza y rostro con una toalla y acercando la cara al recipiente con el agua hervida a una distancia prudencial para evitar quemaduras. De esta forma conseguirás que los poros se dilaten y podrás eliminar más fácilmente los puntos negros.

3. Es recomendable el uso de guantes de látex al intentar la extracción. Hazlo siempre con la yema de los dedos, nunca con las uñas.

4. Inténtalo sólo una vez para evitar daños. Si no sale a la primera, ¡déjalo!

5. Cuando hayas terminado, limpia con agua fría (para cerrar los poros) y aplica alguna loción o tónico calmante y antiinflamatorio.

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