De chicos nos insisten sobre la importancia de las vitaminas y así incorporamos ese concepto de por vida. Hasta ahí no hay dudas, pero luego, especialmente desde la publicidad, se exageran algunos conceptos. Un punto importante para aclarar es que, por si solas, las vitaminas no aportan beneficios directos sino que ayudan a que el cuerpo pueda extraer eficientemente la energía y otras propiedades de los alimentos.
Así las cosas, de la gran variedad de vitaminas, hay algunas que por su accionar resultan claves para mantener la buena salud de nuestro cuerpo y ayudar a su crecimiento y equilibrio nutricional. Se trata de las vitaminas A, B, C, D, E y K, que tienen beneficios en:
A- Huesos, piel y tejidos.
B- Se trata de un grupo de vitaminas con un amplio campo de acción.
C- Crecimiento y reparación de las células de los tejidos, encías, vasos, huesos y dientes. Reduce el colesterol.
D- Huesos, dientes, articulaciones y sistema nervioso.
E- Fatiga, coagulación de la sangre, envejecimiento celular y cicatrización de las quemaduras.
K- Fundamental para la coagulación de la sangre.
Estas vitaminas no las produce el cuerpo sino que las incorpora, naturalmente, a través de los alimentos. Los que aportan estas vitaminas en mayor cantidad son: carne vacuna y de pescado, huevos, productos lácteos, frutas, verduras, aceites y legumbres, las más beneficiosas en este aspecto.
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