Hay veces que los entrenamientos físicos nos llevan a no tener control sobre la cantidad de los mismos. Las razones son fáciles de comprender; nos sentimos bien cuando realizamos actividad y a veces nos olvidamos que nuestro cuerpo necesita un descanso.
Como el mundo moderno nos pide mucho más de lo que podemos dar, también nos hemos desacostumbrado a escuchar a nuestro organismo y a sus gritos de ayuda, por lo que podemos llegar a sobreentrenar y no darnos cuenta que necesitamos tomarnos un tiempito de descanso.
Si, por ejemplo, estás realizando un tipo de rutina larga y con mucha exigencia, tendrás que darle un buen descanso a tu cuerpo cada pocas semanas. Una vez al mes, por unos dos o tres días seguidos, lo mejor sería realizar otro tipo de actividad. Tal vez correr un poco, hacer ejercicio de menor intensidad y darle un buen y merecido descanso a nuestro organismo. Cuando regreses a tu rutina normal luego de estos días de descanso, tus músculos ya habrán crecido y estarán listos para comenzar a ser exigidos nuevamente.
Por otro lado, si tus actividades consisten en cosas un poco más descontracturadas y relajantes, mezclando la actividad pesada con yoga, salir a trotar, probablemente ni siquiera necesites ni un día de descanso, ya que tus músculos tienen oportunidad de regenerarse en esas actividades más enfocadas en la relajación.
Algunos signos de que tu cuerpo necesita un descanso son: sensación de pesadez constante en tus piernas, tensión y dolores de cabeza, si tienes menor entusiasmo para realizar actividades en general, sensación de cansancio general y casi constante.
Si no eres una persona que estila tomar siestas, y de repente te encuentras necesitando dormir un poco durante el día, también revisa tus actividades, probablemente te estés esforzando de más.
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